Los tendones son estructuras que insertan los músculos a los huesos, de esta forma transmiten la fuerza muscular durante el movimiento. Con el término tendinopatía nos referimos a los procesos degenerativos que los tendones pueden padecer con o sin inflamación.
El pie y el tobillo cuentan con muchas de estas estructuras. Las enfermedades de estas generan limitación para realizar una marcha normal, dolor, inflamación y en algunos casos deformidades. Estos síntomas pueden aparecer de forma gradual o de repente (en el caso de las rupturas).
Las causas de la tendinopatía pueden ser varias. Se estima que las lesiones tendinosas representan entre el 30 – 50% por ciento de todas las lesiones que se producen en el deporte. Por ejemplo, las lesiones en el tendón de Aquiles son prevalentes en deportes que impliquen correr. En general, una demanda excesiva junto con microtraumatismos por repetición suele ser causas frecuentes de patología tendinosa.
El manejo inicial incluye: medidas locales, terapia física, en algunos casos el uso de plantillas formuladas, y la modificación de calzado. También se puede incluir en el tratamiento conservador la aplicación de terapias biológicas como el plasma rico en factores de crecimiento o la infiltración de sustancias analgésicas en el tendón comprometido o en las bursas. Se considera falla en el tratamiento conservador cuando se ha realizado durante 6-9 meses sin mejoría de sus síntomas; es entonces cuando se considera el tratamiento quirúrgico: reparaciones primarias (tenorrafias), técnicas de reconstrucción (con auto o aloinjerto) o transferencias miotendinosas; en el caso de tener mal alineamientos o malformaciones asociadas se pueden requerir procedimientos óseos – cortes a los huesos (osteotomías) como tratamiento adicional para mejorar la patología.
Entre las enfermedades identificadas en esta zona del cuerpo están:
Tendinitis del Aquiles: El tendón de Aquiles está formado por el complejo muscular de los gemelos y el soleo, y se fija al calcáneo. Sin embargo, cuenta con un área de baja irrigación lo que lo predispone a cambios degenerativos y micro trauma. Puede generar dolor e inflamación de la cobertura del tendón (paratenon), en el recorrido del tendón, en la Bursa que protege la inserción en el calcáneo (bursitis) o por inflamación y calcificación (espolón) en la inserción del tendón.
Tendinitis de los peroneos: Los tendones peroneos son estructuras de vital importancia en la estabilidad lateral del tobillo, junto con los ligamentos laterales externos del tobillo, son los encargados de la estabilidad. La inflamación, la luxación o la ruptura de los tendones peroneos es una lesión frecuente y de gravedad del tobillo, siendo habitual tras traumatismos como el esguince de tobillo o incluso por microtraumatismos repetidos por exceso de trabajo de estos tendones ante una alteración en la alineación o función del tobillo y/o pie.
Tendinitis del tendón tibial posterior: El tibial posterior pasa por la parte interna y posterior del tobillo y se fija en medio y retropié. Ayuda a mantener el arco plantar y al despegue del pie cuando mantenemos contacto con el suelo. Su principal función es llevar el pie hacia adentro. En fases iniciales puede generar dolor e inflamación en su recorrido, y en fases más avanzadas insuficiencia, rupturas y deformidades (pie plano).
Tendinitis de tibial anterior: Este músculo se encarga de llevar el pie hacia arriba, por lo tanto, cualquier lesión de este, como consecuencia de un trauma o una lesión neurológica, puede manifestarse en la práctica al notarse una dificultad para caminar (Marcha en Steppage) e, incluso, subir escaleras o caminar en trayectos inclinados. Es más frecuente en pacientes sobre los 60 años con tendinosis (enfermedad degenerativa del tendón) asociado a mínimos traumas. Las lesiones agudas de este tendón (traumáticas) por lo general son por heridas cortantes, pero también, pueden asociarse en ocasiones a fracturas de Tibia (aunque es muy poco frecuente).
Esguinces del tobillo: El tobillo se estabiliza por los ligamentos laterales y mediales, siendo el externo (LLE) el que con más frecuencia se lesiona, a su vez de los 3 fascículos que componen el ligamento el más afectado en los esguinces suele ser el peroneoastragalino anterior (LPAA); el ligamento interno (deltoideo) es el más potente, siendo raras las lesiones de este.
Estas lesiones se producen donde hay un movimiento brusco (en inversión o eversión) que supera la elasticidad del ligamento.
CLASIFICACIÓN
Grado I: esguince leve sin ruptura ligamentaria. Sensibilidad leve con tumefacción discreta, estabilidad.
Grado II: esguince con ruptura ligamentaria parcial. Dolor, inflamación, equimosis, estabilidad, dificultad para caminar.
Grado III: ruptura ligamentaria completa. Dolor severo, inflamación, hemorragia, inestabilidad, incapacidad para andar.
Los esguinces de tobillo se tratan según su clasificación. Los de grado I y II se tratan de forma conservadora mientras que los de grado III en su mayoría son quirúrgicos. El manejo conservador incluye: reposo, hielo, vendaje con descargas parciales y elevación de la extremidad. Posterior a esto se inicia rehabilitación que pretende la mejoría de los arcos de movilidad, la propiocepción y el reentrenamiento en marcha.